Resumen
Dónde era que se jugaban los toros en el aficionadísimo a ellos virreinato de la Nueva España, y esto, en el tiempo de cambio taurómaco, de paso del aristocrático rejoneo a caballo al aplebeyado empeño de a pie, que fuera el siglo XVIII: tal es el tema que vamos a abordar aquí. Así, será cosa de analizar cómo, apartir de los efímeros tablados que se levantaban para acomodar a la gente que acudía a divertirse con los espectáculos caballerescos celebrados en plazas públicas cuyas bocacalles se cerraban, se fue desarrollando la construcción de cosos que debían reunir requisitos muy precisos y que se pretendía fueran más o menos permanentes y capaces de albergar, con relativa seguridad, a grandes contingentes de aficionados.